jueves, 23 de julio de 2009

La Muerte tiene derecho


La muerte tiene derecho


Lady escucha el canto del gallo, después de soñar que la muerte está tan cerca de él y no se da cuenta. Sale corriendo de su casa por el sueño tan grande que tiene y no se da cuenta que está en paños menores. Así se presentó en la casa de Abelardo, su amigo de infancia para preguntarle sobre lo que acaba de soñar.


– ¿Qué tan cerca está la muerte de nosotros, Abelardo?


Abe, como le dicen desde pequeño, lo mira de arriba abajo y se pregunta si es que se está volviendo loco, porque parece que después morir su esposa, ha quedado con problemas, pues él amaba a esa mujer...


–Lady, la muerte está tan cerca de nosotros, que pasa a veces frente a nuestras narices.
Con cara de asombro y asustado más que una cabra, Lady dice:


– ¿Cómo así? Dime. Explícame claro, no te entiendo, soy medio idiota.


–Ladiyon, cuando sales de casa, o te levantas, puedes tropezar y caerte, y morir... Mas trágico suena que cruzando la calle te arrolle un camión. Ahí está la muerte, y no la esperabas.
Abe no termina de hablar con Ladiyon; pues ahí sale Guañinga, con quien le pega los cuernos a Rosaura, mientras ella cuida a su madre. Esta ocurrente mujer, sin mirar al frente para ver si por ahí viene Rosa, vocifera.


–Abelardo, huevo largo, ven, que tengo frío, deja a ese loco, que su señora lo venga a buscar, que ni ella quiere saber de él, tan feo que ni la muerte lo viene a buscar, pues ésta no detrás de nadie tan horrible.
Lady siente como que estuviera soñando y se burlan de él.


–Abe, ¿pero ésa no es tu mujer?


Abelardo lo mira y se muere de risa, y es que la falta de mujer lo está enloqueciendo.


–Huevón, ¿no lo ves? Sabes muy bien que yo no soy serio, tú sí lo eres, mi hembra está cuidando a la suicida, para que diga la suegra qué voy a hacer dormir con la sabana. Además, esa suicida de la mujer de Erdi, esa tiene que irse para donde su marido.


Lady curioso por saber a quien el se refiere, pregunta.


- ¿Quien es Erdi?


Abelardo le responde rápidamente.


- ¿No sabes quien es Erdi? El diablo


Lady, triste por como Abelardo habla de su consejera, se molesta. Y dice.


- Tan seria que es tu mujer y tu tan desgraciado.
Abelardo, muy sonriente, responde:


- Un cuerno al año no hace daño y uno al mes, no se ve. Así que recuerda donde encontraron a serio y se murió de risa.


Lady, para botar el golpe va a casa, sale en la bicicleta pensando en lo que es un hombre infiel con su señora, que no merece que le monten los cuernos, dando pedal sube la adrenalina, en el cruce de calles aparece un burro, Lady, da un frenazo, y estos frenos se rompen. Para no arrollar el necio burro, dobla para el Hoyo de Chulín, allá abajo los espera estacionado el carro del comandante Morillo, más ladrón que los gatos, sin frenos en la bici, va pensando ahora si me llegó quien no esperaba, donde está la muerte, viene ahora, y en un abrir y cerrar de ojos se queda pegado como calcomanía en el carro.

Una niña que lo vio bajar como un sepelín fue a ver como quedaba.


- Señor, ¿pero aun está vivo? Pensé que había muerto como bajo y choco era para que lo recogieran con cuchara. Preguntó la niña a Lady.


Lady, delirando por el susto tremendo, casi se va por la raya amarilla pregunto
- ¿Eres uno de eso querubines? ¿Por que eres tan preciosa? ¿Estoy en el cielo, fue que vino un ángel a buscarme?
La niña, que lo ve delirando, responde.


- Lo sabía que estaba delirando, de no quedar como calcomanía quedaba muerto, señor, la muerte no está de su parte, bajase y tirese del puente para que lo compruebe. La niña lo ayuda a subir pasando por la calle del cementerio.


La niña, con gesto de que está loco, volvió a decirle.
- Bye no sea tan mentiroso diciendo que soy un ángel por que los tigres me decir que me parezco a una flor de inodoro.


Como si se hubiese evaporado en el polvo del cementerio, la niña desaparece.
Lady, de vuelta a su casa se topeta con Abelardo. Quien lo esperaba con una broma pero al verlo como viene, Abelardo empieza a relajar.


- Vaya, vaya, vaya váyase, a bañar ladiyon donde estaba con ese mal olor a excremento estaba evacuando y dejaste el papel, mírate la nariz, eso es para que sepa que la muerte está en tus narices y lo tengas siempre presente, ese rasguño en la nariz también le sucede eso es una premonición de los tres días antes de morirte.

Lady, ¡exclama!


- ¡Que jodienda! Que fuñenda, ¿donde esta la muerte? ¿Por que no viene a buscarme? quiero estar solo.

- Con ese mal olor, ni tu te aguantas, ¿donde demonios estabas con ese “bajo”? Sé que estas delirando, pero no que está al borde de la locura. -Respondió Abelardo.

Lady se va diciendo, quiero estar solo, no con cuernuces. Es como si estuviera volviéndose loco Abe, que detrás de él lo escucha decir:


- Oh, Zeus por qué dispusiste que las mujeres viesen la luz del sol, si son cebo engañoso para los hombres. -Iba diciendo Lady.

Repite lo mismo como si estuviera diciendo el monólogo de Hipólito. Como todo loco, al fin buscando un espacio en blanco en su cabeza, los locos siempre buscan los lugares cerca del mar, se sientan al lado de una roca del tamaño de Quisqueya, a pensar sobre la muerte, pensando solo cosas que por su cabeza pasan. Que la muerte es quimera, cuando yo existo ella no existe, cuando yo no existo, ella existe. Solo esas preguntas caben en su cabeza, ¿estaré preparado para cuando llegue la muerte? Se preguntaba Lady.

Al cabo de una hora estaba sonando viento fuerte, piedras cayendo de esos pellotes como le dice mi abuelo a esa piedra de “to el say”, el viento fresco que arreciaba hizo que Lady se tomara una sieta. De repente cae ese pegote de piedra una roca que dejó a Lady como una fotocopia, en joven que venía de la plazoleta de los vago se paró a orinar encima de la roca ante de derrumbe y mira Asia abajo.
-¡Hay lo mate! Ya si me jodi, dijo el joven

Lady se para como si no le hubiese pasado nada, dice de forma que su rostro daba pena de lo asustado.

- Ahorra si estoy en el infierno pero yo era bueno en la otra vida, no merezco estar aquí.
El joven que piensa que Lady está razonable dice.


- Eso dice todo el mundo después que se cansan de cojerle las mujeres a los amigos.

Lady creyendo que está en el infierno responde con voz de loco al joven.


- Pero diablo ni tu te salva de Abelardo huevo largo ya paso por aquí y te coció la mujer que zángano ¡eh!

El joven se da cuenta que Lady no está cuerdo le responde.

- Mire, compadre, yo seré feo y tenga los cuernos más grande que la torre Eiffel pero no soy el diablo me entendió, caballero. Perdóneme por el derrumbe solo orinaba en la roca y se cayo de le gracia al poderoso porque usted nació hoy le sacan fotocopia a su cuerpo con ese pellote y quedo vivo eso es que ni el diablo lo quiere en su casa.

Lady, se para y lo mira y le dice.

- Vale pero usted no es mas feo en el mundo por que yo existo, si no fuese los mas feo que exista en la faz de la tierra como te llaman negro bello boquita de péndelo pero este es mas loco que yo.

- No existe parque sin loco que lo rodee pues para que hablar con este borracho,


Respondió enojada. El joven


A lo que Lady, le devuelve el rebote,


- borracho, ésa tu abuela en media partí.


El Joven, inquieto no sabe que hacer, se exclama
¡El discutir con el ignorante es como discutir con un borracho no discuta con un borracho!, que como discutir con un abogado nunca pierde un caso Asís son los borracho.

Lady se menea como si tiene ladilla en club meneándose se cae del banco de la plazoleta de los vagos y todo lo que escuchaba era a un presidente de una institución de loco que está dando un discurso para la presidencia de loco.

- Wao, pero, ¿donde esta la muerte que ni en sueño me viene a buscar? ¿Será que ella está en Acapulco, que no viene a buscarme? -Preguntaba Lady.

Hora más tarde se da vuelta a su casa, pasa por donde Abelardo con un fuerte dolor de cabeza.
- Abelardo ¿que tiene por hay para el dolor de cabeza? Pregunto Lady.

Abelardo, para joder un ratito, le dice:


- Lady, tu sabes que esos dolores de cabeza dan tres días antes de morirte, ya tu esposa, de quien tanto hablas, está cerca de venirte a buscar, espérala, que mañana viene.

Lady quiere ver la muerte del dolor de cabeza pero Abelardo relajando le da voces.

Lady, desesperado, pues no aguanta el dolor de cabeza, le dice:

- Abe, no jodas, que me estoy muriendo del dolor.

- A mí que me importa, ve dile guañinga, que te dé una de la pastilla, que está al lado de la tele. -Le respondió Abelardo


Lady, desesperado, va y la busca, se toma la pastilla con mucha calma, a los dos minutos, el dolor de cabeza desaparece. Pero a los vente minutos, siente un cosquilleo en el estómago, junto a ese cosquilleo lo acompaña un corredero que lo hace llegar al baño sin darse cuenta pasaron cinco horas y Lady no sale del baño, está deshidratado. Al fin sale del baño va para donde Abelardo.

- ¿Qué es lo que me han dado? ¡Eso era para matarme!, ¿verdad? -pregunto Lady a Abelardo y le sigue reclamando-. Pensé que era mi amigo pero me quiere matar

Sale corriendo, cruzando la calle el joven feo que estaba en el sueño por fin aparece en un cabezote y lo batea a tres cuadras de donde estaba, mientras iba cayendo preguntaba.

- ¿Dónde está la muerte? Maldita sea, esta la muerte está de vacaciones, pero de esta me atrevo a librarme, exclamó Lady antes de caer al suelo.

Cae en el pavimento.


- ¿Quién me llama? ¿Es que no tengo derecho a tener un viernes social? Ya se me calentó la cerveza, coño… -Dijo la muerte-.

1 comentario:

  1. Me encantó éste cuento, goza de mucho carácter y buen manejo del lenguaje coloquial.

    Exelente imaginación que eleva al lector en un ambiente donde nunca había estado.

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